En el nuevo escenario político y social que ha resultado de las últimas elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo, desde la Red de ONGD observamos con preocupación los tipos de mensaje que se están difundiendo y que están calando en la población. Mensajes que ponen en cuestión consensos sociales que pensábamos asumidos pero que ahora vemos cuestionados: la violencia machista, el cambio climático, la acogida de personas que solicitan refugio y asilo, los derechos LGTBQIA+ y la puesta en valor de compromisos internacionales como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, una Agenda internacional con el consenso de todos los países que se propone alcanzar un desarrollo sostenible que ponga a las personas y el planeta en el centro de nuestras acciones.
Esta polémica artificial que hace tambalear así mismo los valores democráticos de respeto a los derechos humanos y a la naturaleza se producen además en un contexto global marcado por grandes retos como son el incesante aumento de la desigualdad, tanto entre países como dentro de los países; el deterioro medioambiental, que está amenazando la disponibilidad y el acceso a recursos naturales básicos lo que incrementa las posibilidades de que se produzcan crisis alimentarias y el crecimiento de personas refugiadas climáticas, que solicitan refugio debido a las malas condiciones climáticas de sus países; y el retroceso de los sistemas democráticos: el recorte de derechos fundamentales, la falta de respuesta política a los nuevos retos, el incremento del poder de las grandes corporaciones económicas y el cuestionamiento de las instituciones democráticas por parte del discurso de la ultraderecha hacen que la gente pierda la fe en los sistemas democráticos generando desilusión y ganen fuerza las opciones autoritarias.
Pese a este panorama preocupante de crisis multifactorial y valores en entredicho, las entidades sociales seguimos manteniendo la ilusión y las ganas de construir un mundo mejor, trabajando en lo local siempre con una perspectiva global, pues ambas perspectivas están profundamente interconectadas.
Defenderemos siempre las políticas públicas sociales, y muy especialmente la política de cooperación internacional, para lograr un desarrollo justo, equitativo y sostenible. Una cooperación, que en el marco de la Agenda 2030, contribuya a construir políticas que eliminen la pobreza y la desigualdad, garanticen derechos como la sanidad y la educación universal y de calidad, avancen en la igualdad entre hombres y mujeres, y cuiden y conserven el mundo que habitamos.
Una herramienta fundamental para construir este mundo que queremos son las alianzas entre países, y dentro de cada país. Las entidades sociales, la sociedad civil organizada, debemos trascender nuestros propios ámbitos de actuación y trabajar conjuntamente por objetivos comunes y para buscar soluciones a problemas que nos afectan por igual porque son transversales: cambio climático, incremento de la desigualdad, avance de los discursos del odio y cuestionamiento de valores y derechos ya adquiridos están conectados entre sí tanto a nivel global como local.
Hacemos un llamado al trabajo conjunto, pero también a la participación de la sociedad en la defensa de los derechos y en la construcción de un mundo más igual. La democracia, el poder de la gente, se construye desde la participación de cada persona. Hay que demandar espacios públicos de participación para crear sociedad entre todos y todas, pero también hay que integrarse en estos espacios e implicarse individualmente o desde lo colectivo, pues la democracia no es solo la participación activa en los procesos electorales, si no el compromiso cotidiano para mejorar nuestra sociedad.
La mejora de nuestra sociedad pasa sin duda por la educación. Desde la Red de ONGD siempre hemos defendido la educación para una ciudadanía global como una de nuestras líneas de acción reclamando que al menos un 20% de las partidas de cooperación se dediquen a la construcción de una ciudadanía crítica con el mundo que le rodea y comprometida con un cambio social. Una educación para la ciudadanía que no es adoctrinamiento si no que tiene como objetivo transmitir los valores que nos cohesionan y nos han hecho más humanos: valores de cooperación, solidaridad y empatía con los demás, valores del cuidado de la naturaleza y reconocimiento de nuestra ecodependencia, valores de diálogo y respeto para resolver conflictos, y valores de defensa del bien común por encima del individualismo.
Debemos incidir en la comunicación. En una época donde el exceso de información coexiste con la falta de acceso a los medios de comunicación públicos, y donde los bulos y las falsas noticias son habituales, no es fácil formar un conocimiento razonado, crítico y veraz. Construir discursos de ilusión, denunciar situaciones de injusticia y ofrecer alternativas de futuro es parte también de nuestro trabajo. Para hacer frente a las crisis económicas y sociales hay alternativas que funcionan y que tenemos que dar a conocer: economía circular, energías sostenibles, participación ciudadana, alianzas, cooperación entre países.
Un panorama preocupante, sin duda, pero siempre nos tendremos alegres y combativas para construir ese mundo que queremos y que sabemos que es posible el que todos y todas tengamos cabida sin excepciones.
Sonsoles García-Nieto, presidenta de la Red de ONGD de Madrid.