La Semana Mundial del Agua en Estocolmo se centra en el tema “Agua para el Desarrollo”, lo cual llega en un momento oportuno. Entre los asuntos mundiales, el sector del agua está llegando a un momento crítico. Durante las próximas dos décadas y posteriormente, los esfuerzos en el mundo encaminados a lograr la seguridad alimentaria y energética y la urbanización sostenible crearán nuevas y mayores demandas en relación con los recursos hídricos.
Nuestro mundo es un mundo donde los sectores de la agricultura y de la energía necesitan agua y compiten con las necesidades de recursos hídricos de las ciudades. Al mismo tiempo, el cambio climático puede potencialmente empeorar la situación al aumentar el estrés por la escasez de agua así como también los fenómenos meteorológicos extremos, recordándonos que el vínculo entre el agua y el clima ya no puede ser más un tema secundario en las conversaciones mundiales sobre el clima. Todo esto está ocurriendo en un contexto donde el importante programa de acceso a los servicios —a pesar de impresionantes avances en las últimas décadas— sigue siendo un programa inconcluso, requiriendo un impulso urgente si queremos cumplir la meta del acceso universal.
La atención en Estocolmo en el tema del “agua para el desarrollo” es, por lo tanto, correcta. De hecho, ha llegado el momento de cambiar nuestra posición, desde analizar el agua a través de sus componentes tradicionales —suministro, saneamiento, irrigación o recursos hídricos— a colocar el tema en el centro del diálogo sobre el desarrollo. Este cambio es un indicativo que ahora hemos ingresado al mundo de la seguridad hídrica, en el cual ya no se puede abordar más por separado la prestación de servicios y la gestión de los recursos, y donde el tema del agua llega a estar estrechamente relacionado con el ámbito del desarrollo de una manera más amplia. Leer +