Posicionamiento de CONCORD ante la Cumbre de la Unión Europea del 15-16 de diciembre.
Sólo ha pasado un año desde que 193 de los líderes mundiales establecieran la Agenda 2030, en la que acordaron facilitar una migración y la movilidad seguras, regulares y responsables de las personas, garantizando el pleno respeto de los derechos humanos y el trato humano a los migrantes, independientemente de su estatus migratorio. Desde entonces, más personas que nunca se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Al mismo tiempo, la retórica anti-inmigración de la derecha ha fomentado la xenofobia y el temor a personas refugiadas y migrantes, como por ejemplo antes de la votación Brexit y ahora en la carrera hacia las elecciones francesas.
Con un mundo en crisis, es más importante que nunca que los líderes europeos den un paso adelante y muestren al mundo su verdadero compromiso de alcanzar la Agenda 2030 y de defender la solidaridad internacional y los derechos humanos de todas las personas.
La próxima Cumbre es la oportunidad para que nuestros líderes cambien de dirección. Sin embargo la UE, junto con sus Estados miembros, está realizando un acuerdo tras otro con países -muchos de los cuales tienen muy malos antecedentes en derechos humanos. En todos estos acuerdos, la intención es la misma: impedir que las personas entren en Europa o expulsarlas. A lo largo del camino, están siendo ignorados los derechos humanos y el derecho a la protección de las personas.
Los puntos ciegos de los acuerdos de la UE
En la Cumbre, los Estados miembros debatirán la aplicación del Nuevo Marco de Asociación de la UE con terceros países. El instrumento de política migratoria más reciente de la UE, inspirado en el acuerdo UE-Turquía, se inició en junio de 2016. A través del acuerdo del Marco de Asociación, se espera que países como Etiopía, Níger y Malí implementen políticas migratorias de la UE con un foco especial en la readmisión de sus ciudadanos y potencialmente de las personas que han cruzado su territorio. Concretamente, esto significa que personas somalíes o eritreas podrían ser deportadas a Etiopía y, desde allí a sus países de origen, donde podrían encontrar la prisión o la muerte.
El acuerdo también incluye un amplio apoyo a la gestión de las fronteras, con pocas garantías de respeto de los derechos humanos. Los países que cooperen serán recompensados, utilizando la ayuda como incentivo. Los que no lo hagan, tendrán que afrontar las consecuencias. Este tipo de condicionalidad de la ayuda es inaceptable y va en contra de los principios básicos de la cooperación para el desarrollo.
Durante la Cumbre, los Estados miembros evaluarán también la efectividad del Acuerdo UE-Turquía. Este acuerdo está dirigido a frenar la llegada de personas refugiadas a Europa a cambio de fondos de ayuda y la promesa de garantizar un visado de libre circulación a los ciudadanos y ciudadanas turcas dentro de la UE. El acuerdo salió adelante, a pesar de la preocupación que genera el hecho de que Turquía no sea un país seguro para las personas refugiadas y a pesar de los testimonios de organizaciones de derechos humanos que aseguran que las autoridades turcas han devuelto a miles de personas a Siria[1]. El acuerdo fue lanzado también como una estrategia clave para prevenir que más personas murieran en el mar Mediterráneo, mientras intentan llegar a Europa. Sin embargo, solo en 2016 se ha producido 4.690 muertes, lo que supone 1.000 muertes más que las del mismo periodo de 2015[2]. El acuerdo UE-Turquía ha llevado también a que 60.000 personas se hayan quedado varadas en Grecia en centros de detención, en almacenes o edificios abandonados, donde las condiciones son mucho peores que las prescritas por los estándares humanitarios.
En este contexto, la UE también ha hecho un acuerdo con Afganistán para acelerar la readmisión y el regreso (forzado) de ciudadanos afganos en Europa. Este acuerdo tiene serios fallos; el más obvio es el hecho de que Afganistán no es un país seguro. Los Talibanes controlan ahora más territorio que en cualquier otro momento desde la caída de su régimen en 2001; casi todas las provincias de Afganistán están experimentando conflictos armados y casi un millón de personas están viviendo como desplazadas internas dentro del país.
El propio Departamento Humanitario de la Comisión Europea (ECHO), ha hecho saltar la alarma sobre el incremento de la inseguridad debido a las luchas entre las fuerzas del gobierno y grupos armados y avisa en un informe que Afganistán se encuentra ahora en una crisis humanitaria aguda con 245.000 personas obligadas a abandonar sus hogares sólo durante este año[3]. A pesar de esto, los gobiernos europeos han presionado para enviar más personas de vuelta aparentemente sin ningún tipo de reservas.
Es hora de que nuestro lideres tomen una postura y muestren al mundo que Europa todavía defiende los derechos humanos de todas las personas.
Cinco pasos que los líderes europeos deberían adoptar para un enfoque humano y decente de la migración:
- Respetar las convenciones internacionales sobre derechos humanos, incluido el derecho al asilo, y establecer un marco regulador que garantice vías seguras y legales para los solicitantes de asilo y los migrantes, en cumplimiento de los compromisos contraídos por la UE en el marco del Programa 2030.
- Adherirse a Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares de Naciones Unidas (aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1990).
- Garantizar una estrategia migratoria basada en la evidencia, que tenga en cuenta el fuerte aumento de las muertes en el mar en la ruta del Mediterráneo central en 2016.
- Asegurar que el retorno de cualquier migrante se realice en condiciones de seguridad, dignidad y respeto de los derechos humanos y preste especial atención a las mujeres y los niños.
La financiación para el desarrollo debe utilizarse para sacar a la gente de la pobreza, en apoyo de las estrategias a largo plazo de los países en desarrollo, en lugar de utilizarla cada vez más para mantener a la gente fuera de Europa a toda costa y amenazar con retirar fondos si los terceros países no cumplen[4].
Autores: Jessica Poh-Janrell, experta de CONCORD en migraciones, coordinadora de políticas de migración en CONCORD Suecia. Andrea Stocchiero, experto de CONCORD en migraciones, coordinador de políticas de migración en CONCORD Italia y técnico de políticas en FOCSIV.
Traducción: Alianza por la Solidaridad.